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El recuerdo de la barbarie: la tapia del cementerio de San José de Granada


A un lado de la puerta del cementerio de San José, cerca de la antigua fortaleza, hasta donde el asfalto llega y le da paso a un camino de tierra con dirección a lo que las gentes de Granada conocen como “el llano de la perdiz”, se mantiene todavía en pie una de las tapias del cementerio que aún mantiene el recuerdo de la barbarie. Entre los numerosos olivos del lugar y aquel muro manchado por el desastre, le quitaron la vida a miles de personas, a miles de granadinos.


Fuente: Europa Press.


El 20 de julio de 1936 comenzó en Granada una de sus mayores pesadillas. Aquel día, el Golpe de Estado llegó a la capital nazarí con éxito y sin soportar excesiva resistencia. A pesar de algunos núcleos contestatarios e insurgentes en el barrio del Albaicín organizados principalmente por obreros, los cuales fueron reprimidos en pocos días, el golpe se consolidó, marcando el inicio de uno de los periodos más oscuros en la memoria de Granada.


Tras el éxito del golpe, el comandante José Valdés Guzmán se convirtió en Gobernador Civil de Granada. Este ocupó un papel protagonista en el horrendo espectáculo que se dio en la ciudad, teniendo su punto álgido en agosto de 1936: según el historiador Hugh Thomas, en aquel muro fusilaron a 582 personas.

En agosto de 1936, en la tapia se fusilaron a 582 personas

La barbarie del lugar también manchó las vidas de aquellos que trabajaron en el cementerio. Según el historiador Paul Preston, tras aquel agosto sanguinario, uno de los empleados del camposanto acabó con problemas mentales, mientras que otro tuvo que abandonar la vivienda cercana al cementerio.


Aquella tapia no cesó sus funciones al acabar aquel agosto, ni aquel 1936. Los fusilamientos frente a aquel muro del camposanto se alargaron, aunque con menor intensidad, hasta mediados de los años 50. Y, a pesar de que aun la exactitud de la cifra pueda ser objeto de debate, en torno a cuatro mil vidas se apagaron en aquel lugar. Cuatro mil víctimas que, además continúan en una fosa común.

La tapia no cesó sus funciones al acabar agosto de 1936, sino que los fusilamientos se alargaron hasta mediados de los años 50

Fuente: Fernando Alda.


Tanto aquel muro agujereado y manchado por esta triste historia, como la fosa que le acompaña y que aún guarda estas miles de víctimas, están hoy día declarados Lugar de Memoria Histórica Democrática de Andalucía. La mención de estos lugares merece rescatar la oscura historia que el tiempo ha escondido, rescatar del olvido a aquellos miles de nombres y apellidos que componen la celosía que hoy les rinde homenaje.


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